EL DIA DE LOS EMBAJADORES
Con motivo del próximo cambio al frente de la embajada de Serbia-Montenegro en Madrid, el embajador D. Trivo Inđić habló para Semanario Serbio. También incluimos unas declaraciones muy interesantes del embajador de España en Belgrado, D. Mariano García Muñoz.
traducido por Julija čerge
-La gente le conoce más como embajador y menos como hispanista, es una persona que conoce bien, tras muchos años de estudio, la cultura y tradición españolas. ¿Qué es lo que más ha marcado su estancia en España, su trabajo en la administración estatal o su interés científico en este país?
Personalmente creo que no es posible separar estas dos facetas. Entre las obligaciones profesionales y las afinidades personales no se puede trazar un límite. Es cierto que vine aquí para ocupar el puesto de embajador pero aquellos que tomaron esta decisión seguramente conocían mi larga dedicación a asuntos relacionados con España en diferentes organizaciones. En los años 50 del siglo pasado tuve los primeros contactos con la cultura española cuando se “descubrió” a los grandes autores de la literatura española, en primer lugar poetas como Federico García Lorca, los hermanos Machado o Miguel Hernández. En aquella época, nuestro público, tras un largo período de fuerte influencia soviética, empezó a enfocar su atención hacia las culturas occidentales, entre ellas la española. Esto fue un importante impulso para la modernización de nuestra literatura y el pensamiento en general.
– ¿Qué papel le atribuye en ese proceso a los autores españoles?
Se trata de los autores de la llamada “generación del 27”, que entre dos guerras mundiales modernizó la expresión literaria española. También tengo que destacar que se trata de personas de orientación izquierdista que en la Yugoslavia de la época tenían muchas simpatías. Sus tragedias personales, por ejemplo el asesinato de Lorca, la muerte en exilio de Antonio Machado o el también exilio de Luis Cernuda acentuaron más aún esta simpatía y solidaridad con ellos.
-Aparte de la faceta de lector apasionado, también escribió sobre España, por ejemplo un libro sobre su historia.
Sí, en mis primeros contactos con la cultura española fui un puro “consumista”. La gente que presentó a los autores españoles a nuestra sociedad pertenecían a las generaciones anteriores. Entre ellos destacaría a los antiguos combatientes de la Guerra Civil española, por ejemplo Radivoje Nikolić, que traducía dramas de Lorca o Ljubomir Gardić, traductor de su poesía. Mucho más tarde, en 1982, en Belgrado sale mi libro “España moderna”. Es un análisis socio-político del siglo XX en España, en cuyo centro se encuentra el régimen de Franco que yo, como sociólogo, consideraba un sistema que se auto-destruyó porque había creado una burguesía moderna e industrial a la cual el marco del régimen franquista le quedaba muy estrecho.
-Sus visitas anteriores a España fueron más cortas que esta última, que duró más de dos años de estancia continua. ¿Como se ve España mirando desde esta nueva perspectiva?
La última frase de mi libro sobre España afirma que este país tiene futuro y que el regreso al viejo régimen no es posible. En aquella época aparecen las primeras autonomías, la vasca, la catalana y la andaluza. Se produjo un paso significativo, en el que el Partido Socialista tuvo un papel muy importante, aunque nada más ascender al poder renunció a sus ideas extremadamente izquierdistas vinculadas al marxismo pero no abandonó los principios fundamentales del estado del bienestar. En aquel período España se estaba estabilizando como una moderna y pluripartidista democracia europea. No podemos olvidar que en esa época España ingresó en la Unión Europea y a partir de entonces se produjo un fuerte desarrollo de la economía, la administración pública, la educación, la ciencia… España se alejó de la tradición católica y se convirtió en un estado laico y el grado del desarrollo era tan importante que se la puede llamar “americanización”. Hoy en día España pertenece al grupo de los diez países más desarrollados del mundo y es la sexta en la lista de máximos inversores en el extranjero. Por ejemplo, es el principal inversor extranjero en América Latina. Esto es un salto muy importante que ha transformado a España de un país de emigrantes a un país de inmigrantes, a un país donde se respetan los derechos humanos y donde se ha hecho mucho en la emancipación de las llamadas “comunidades históricas” donde las lenguas locales han entrado en la administración o en los colegios. Este esfuerzo no es insignificante. Aunque, en mi opinión, España siempre tendrá el problema de, digamos, la federalización hasta que no encuentre un modelo para las relaciones de estas comunidades con Madrid. Este modelo no puede ser tan centralizado como lo quería el antiguo régimen, aunque es evidente que el sistema actual no ofrece ninguna solución que satisfazca a todos.
-¿Hasta qué punto sería oportuno comparar nuestra situación después de la caída de Slobodan Milošević con la situación de España después de la muerte de Franco, cuando inicia su aproximación a Europa?
Las historias de España y Yugoslavia, a pesar de ser diferentes, tienen algunos aspectos parecidos. No profundizaré en este tema sino simplemente mencionaré algunas similitudes. Ambos países estuvieron durante varias décadas aislados de Europa, España por el franquismo y Yugoslavia, a pesar de los intentos de aproximación, porque se encontraba en la zona de influencia del bloque soviético. Ese aislamiento tiene como manifestación más clara la imposibilidad de acercamiento a algunas instituciones europeas. Con el paso del tiempo, ambos regímenes comprendieron que la introducción de algunas medidas aliviaría las tensiones internas. Se ha permitido el flujo hacia otros países de la mano de obra en la situación del desempleo, que aseguraba sólidos ingresos económicos, mientras por otro lado se fomentó el turismo que aparte de dar ingresos importantes, abrió la puerta a las influencias de la cultura europea. Comparando la actualidad de nuestros dos países, en primer lugar destacaría que podemos aprender mucho sobre la manera de llevar a cabo una transición política, que supone unos análisis muy detenidos de las reformas políticas, sociales y económicas que sucedieron aquí. Sobre todo porque venían como exigencia de la Unión Europea. Me refiero antes que nada, a temas muy prácticos, la privatización de los sistemas estatales, la reforma del ejército, la justicia, la reforma territorial. Todas estas experiencias españolas para nosotros pueden ser de inestimable valor. Los insuficientes conocimientos de nuestra élite política sobre occidente y España también suponen un gran problema que acompaña a nuestra transición política del régimen autoritario de Tito hacia la democracia pluripartidista. También tenemos el problema de la inercia histórica porque los serbios y los montenegrinos muchas veces en su historia miraron más hacia otros países y no hacia la Europa occidental.
-Terminando con esta conversación, me gustaría resaltar algunos problemas muy prácticos que tenemos nosotros que muchos años vivimos en España pero no somos sus ciudadanos. Me refiero en primer lugar al problema de nuestros permisos de conducir que España no reconoce, a la no existencia del contrato bilateral sobre la seguridad social y las jubilaciones o el problema de doble fiscalidad.
Un gran problema es el vacío que existe en nuestras relaciones con el mundo y que duró más de diez años. Vivimos momentos muy difíciles, como los bombardeos de la OTAN con un español al frente. Con la caída del gobierno de Slobodan Milošević estas relaciones cambiaron y empezó el proceso de la normalización. Cuando nuestro gobierno aceptó el proyecto de la Unión Europea como suyo, la cooperación con España empezó a intensificarse. Tengo que subrayar que durante los últimos años España esta ayudando bastante a nuestro país no solamente en el aspecto más elemental, el humanitario, sino también abriendo algunas líneas de crédito u ofreciendonos su valioso apoyo político en momentos de nuestro ingreso a varias organizaciones europeas. Antes de nada, me refiero a nuestro ingreso al Consejo de Europa o al nuestro regreso a la OSCE como también ahora cuando intentamos acercarnos a la Unión Europea. Nuestras instituciones en algunas ocasiones no están lo suficientemente maduras para asimilar estas formas de cooperación que exige Europa. Tenemos que cambiar la justicia, crear un ambiente de estado de derecho y sobre todo, superar los problemas que causa la lenta realización del proyecto de estado común entre Serbia y Montenegro porque esta es la primera condición para poder aspirar a la cooperación y ayuda de Europa.
-¿Esto significa que exigimos ayuda que luego no somos capaces de aceptar?
Esto significa que solicitamos ayuda pero luego tardamos en oficializar esta ayuda.
-¿Qué imagen crea esto en los ojos de las autoridades españolas?
Claro que esto crea una imagen poco favorable, una imagen de un país desordenado, incapaz de seguir el camino de las reformas. La situación inestable de Serbia casi ha parado algunas negociaciones bilaterales que afectan directamente nuestro ciudadanos que viven aquí. Actualmente se trabaja en el acuerdo sobre la doble fiscalidad que tarda en buena medida por nuestra culpa pero yo espero que pronto llegará el momento de firmarlo. Muchos de los acuerdos hay que recuperarlos, como por ejemplo, el del tráfico aéreo. Los permisos de conducir y las futuras pensiones son dos problemas que afectan muy directamente a nuestros ciudadanos. La cuestión de los permisos de conducir será solucionada cuando obtengamos el régimen “blando” de visados aunque para nuestros ciudadanos que viven en España este problema puede ser resuelto incluso en el transcurso de este año. Los trámites han empezado y todo está en manos de las dos administraciones. Sin embargo, esto es solamente una parte del problema. Nosotros tenemos que garantizar una administración transparente, sin corrupción, tenemos que garantizar el control de nuestras fronteras porque estamos en una zona de tránsito para toda clase de delincuentes, para el comercio de armas, de drogas, o el comercio humano.
-Surgen temas muy interesantes que, lamentablemente, por falta de tiempo no podemos tratar. En primer lugar me refiero a las enormes tasas de criminalidad en la parte de nuestro país que está bajo control de las fuerzas internacionales, en Kosovo y Metohia.
Si, es cierto. El problema de nuestros compatriotas albaneses de Kosmet es el tema principal cuando se trata de la cooperación policial con España. Nosotros estamos intentando responder a las peticiones y cumplir los criterios de Europa y ayudar a que se solucionen los casos en España donde se ven involucrados nuestros ciudadanos.
-¿Qué añadiría antes de terminar esta conversación?
Me gustaría comentar la situación de nuestra diáspora en España según lo veo yo. Nuestros compatriotas aquí son en su mayoría gente joven, formada y bien integrada en la sociedad española. Abandonaron su país bajo la presión de la difícil situación económica y bajo la amenaza del conflicto armado. Creo que no sienten nostalgia hacia su país ya que la gran mayoría de ellos, y nosotros consideramos que se trata de más de diez mil personas, nunca ha mostrado interés alguno en ponerse en contacto con la embajada de su país. Yo aprovecharía esta ocasión para invitar a todos nuestros paisanos a que se acerquen a la embajada el sábado día 6 de marzo a las 20 horas cuando organizaremos un pequeño acto de conmemoración de dos siglos del estado moderno serbio que también servirá como despedida oficial de este embajador. Yo lamento que no haya una organización que les ayude a integrarse con mas facilidad a la sociedad española y por otro lado que les facilite mantener los lazos con el país de origen. En España tampoco tenemos nuestras instituciones eclesiásticas, que sí están presentes en otros países europeos. Lamentablemente, nuestro estado no tiene recursos para ayudar la realización de alguna de estas iniciativas, aunque no deja de ser cuestión de la diáspora de qué manera llevarlo a cabo. Con los futuros cambios constitucionales se introducirán las medidas necesarias para garantizar el ejercicio de derecho de voto que ayudaría a la diáspora a definir y defender mejor sus intereses. El mandatario del gobierno de Serbia, el señor Koštunica, propone la introducción de un Ministerio de Diáspora que la debería rehabilitar definitivamente como un importante factor económico, social y por supuesto político de la sociedad serbia.
Yo, personalmente, como funcionario del estado, no tuve el tiempo suficiente para estudiar España y su actualidad más detenidamente, pero espero que alguno de nuestros paisanos que viven aquí llegue a hacerlo. Esto sería muy importante tanto para nuestro país como para España.